UN CASO, TODOS LOS CASOS

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Una agresión de un hombre hacia una mujer en plena calle llevó a que una de las docentes de Casa de la Mujer interviniera y la acercara hacia nuestra sede. A pesar de que la joven decidió retirar la denuncia sobre su pareja, el juez actuó de oficio para sancionar al agresor: “un buen ejemplo de lo que la Justicia tiene que hacer”, analizó una de nuestras tres directoras.

  

Malvín Norte, un jueves de junio. Una de las docentes de Casa de la Mujer espera a su hijo que llega del colegio mientras ve como, a pleno día, un hombre golpea a su pareja a pesar de que la muchacha carga con su bebé de un año en brazos. En medio de amenazas, ambas acuden a la Casa de la Mujer de la Unión.

Cuando la recibí “la mujer estaba aterrorizada, lloraba, decía que su marido la iba a matar (...) No se acordaba el teléfono de nadie, estaba muy bloqueada”, explicó la psicóloga Mabel Simois, una de las tres directoras de la Casa de la Mujer. Luego de llamar a la Unidad Especializada en violencia doméstica de la zona, los dos policías que acuden le explican a la joven la importancia de hacer la denuncia y se la llevan para que un médico le revise un moretón en la frente.

Al día siguiente, y luego de que la joven radicara la denuncia, se citó a los testigos al Juzgado Penal del 5° turno, entre ellos al policía que la asesoró esa primera tarde y Mabel Simois.

El propio juez les informó a lo presentes que la joven retiraría la denuncia porque el abogado defensor de su marido le había ofrecido dinero a cambio. De todas formas, el juez siguió con la denuncia, actuó de oficio, procesó sin prisión al agresor y dispuso que le colocaran la tobillera electrónica.

Simois relató que, durante el juicio,el abogado defensor le preguntó: “-¿Usted sabe por qué le pegó?- -¿Hay alguna razón para pegarle a una mujer?-, le contesté y ahí mismo se terminaron las preguntas”, contó la directora. 

LAS MUJERES DE LA CASA

En el último tiempo, la mujeres que llegan a la Casa de la Mujer víctimas de violencia de género lo hacen principalmente derivadas por la policía o los juzgados.

Tienen entre 30 y 45 años, más de dos hijos, la mayoría sin un trabajo formal, con muy pocas redes familiares: “la familia no las apoya, o las apoyó antes para salir de esas situaciones difíciles pero cuando la mujer vuelve con la pareja las dejan de apoyar, ‘fijate que a ella le gusta, sino por qué siempre vuelve con él’, se justifican”, según Simois.

“Y ella vuelve porque él la convence de que va a cambiar, de que es la última vez... Y no es el vecino de la esquina, es el hombre que eligió para casarse, el padre de sus hijos”. Además, “no quiere ser ella la que divida a la familia”, agrega. La mayoría de estas mujeres vienen de familias de padres divorciados, desestructuradas, donde la violencia está naturalizada (“te empiezan contando un empujón y terminan por admitir que fueron violadas”) y entonces el sueño es tener una familia instituida, “mejor que la que tuve yo”.

Además de la atención psicológica* a las recién llegadas, la Casa de la Mujer les ofrece asistencia jurídica**. Siempre la primera antes que la segunda. Somois lo explica: “todas llegan diciendo que se quieren divorciar y a los dos días cambian de opinión. Ese aspecto hay que trabajarlo con mucho cuidado. Tenemos que apoyarlas para que, si realmente van a iniciar un trámite legal hacia su pareja, lo puedan sostener en todo sentido”.

  

*lunes, martes, jueves y viernes de 14 a 18 horas, en nuestra sede central de Serrato 2613.

** lunes de 16.30 a 19.30 hs y jueves de 17.00 a 20.00 hs. Ambos servicios se brindan también en las Comunas Mujer. Más información en este link.

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