Intermediación laboral
Durante el año 2016 la Casa de la Mujer llevó adelante un Programa de Intermediación Laboral -en convenio con la Junta Nacional de Drogas (JND)- dirigido a personas en tratamiento por consumo problemáticos de sustancias, derivados por el Equipo articulador de Inserción Social de la JND, con el objetivo de garantizarles oportunidades laborales de acuerdo a su perfil ocupacional.
El programa busca establecer un “diagnóstico de empleabilidad” del participante, entendiéndose por tal la evaluación de las capacidades para acceder al mercado laboral. Se determina a su vez las áreas que deben ser trabajadas para fortalecer las oportunidades, para luego diseñar un itinerario personalizado de inserción laboral que plantee los objetivos a corto, mediano y largo plazo, como a su vez los pasos a seguir para la obtención de los mismos.
Este itinerario de trabajo es consensuado con el participante y pretende establecer un conjunto de medidas planificadas en el tiempo y adaptadas a cada persona, entendiendo el abordaje como un continuo que entrelaza el tratamiento, la formación y la orientación del sujeto hacia la meta de obtener un empleo. Cada situación es abordada de forma integral, buscando generar a través del proceso mecanismos de acompañamiento, orientación e intermediación que contemple la adaptación al contexto de la realidad laboral, es decir las condiciones objetivas y subjetivas para la incorporación al mercado de trabajo. Se trabaja así en la percepción del trabajo, las expectativas y en las redes subjetivas y operativas del sujeto.
La metodología de abordaje de cada caso es integral y flexible, prioriza el trabajo individualizado, sin descartar instancias grupales.
La puesta en marcha de un programa de estas características permitió visualizar intervenciones y procesos de los cuales podemos extraer aprendizajes, destacándose la construcción (o reconstrucción) de la historia laboral como espacio fundante de la posibilidad de un proyecto ocupacional.
Los proyectos ocupacionales se relacionan a las valoraciones y percepciones que se tiene de las experiencias laborales; cuanto mayor tiempo de inactividad en el sector formal de trabajo, observamos en los participantes una disminución de la autoestima y una desvalorización de sus aptitudes o destrezas para trabajo formal, no pudiendo a veces trasladar o traducir esas habilidades porque estas se han desarrollado en contextos informales, imposibilitando así su visualización por parte del participante.
“El CV vivenciado” como herramienta de apropiación del proceso y de sus componentes nos permitió visualizar y afianzar las destrezas y aptitudes para su proyecto laboral.
Los procesos no son uniformes y están sujetos a contextos vitales que generan mayores oportunidades en algunos casos u obturándolas en otros. El seguimiento de las inserciones es necesario no sólo por las posibilidades de sostenimiento, sino también para que aquellos casos de desarticulación del puesto de trabajo no incidan de forma negativa en las posibilidades futuras del participante.
Este espacio fue coordinado por los licenciados en Psicología Pedro Estela y Virginia Loureiro.